“No sé si los aires ven con coraje que voy a hacer
curaciones” Misión del curandero, sus desafíos y peligros según los nahuas de
la Huasteca hidalguense.
Los curanderos juegan un papel muy importante en la vida
social y religiosa de las comunidades indígenas; guardan y cultivan elementos
de cohesión e identidad de su grupo.
El municipio de Huazalingo se localiza en el norte del
estado de Hidalgo, en la parte alta de la Huasteca Hidalguense, al pie de la
Sierra Madre Oriental, región hidrológica Pánuco y cuenca del Moctezuma,
subprovincia del Carzo Huasteco, la parte más abrupta y escarpada de la sierra.
En una definición amplia, el curandero es un tipo de médico
y por consiguiente su misión es luchar contra la enfermedad y restablecer la salud
de sus pacientes. Sin embargo, la noción del curanderismo en las comunidades
nahuas se relaciona de manera insoluble con todas las esferas de la vida física
y espiritual.
Los curanderos se distinguen entre ellos por las formas de
diagnosis y por la especialización de sus métodos para curar. Cada uno se
siente más competente en algún ramo, mientras que existen otras esferas a las
cuales nunca se dedica.
No hay que olvidar que la habilidad de curar es un “don”, un
obsequio; por lo mismo, alguien tuvo que otorgar tal competencia y
sensibilidad. Dichos donadores son los llamados Señores del Cerro,
Tepenseñores, que viven en las cuevas del cerro que domina la cuidad.
Independientemente de las competencias y del
esfuerzo de los curanderos, la muerte es un destino inevitable. Los decesos se
anuncian por medio de muchos fenómenos de la naturaleza y por animales
considerados como brujos.
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