viernes, 6 de marzo de 2015

Capitulo III.

“No sé si los aires ven con coraje que voy a hacer curaciones” Misión del curandero, sus desafíos y peligros según los nahuas de la Huasteca hidalguense. 

Los curanderos juegan un papel muy importante en la vida social y religiosa de las comunidades indígenas; guardan y cultivan elementos de cohesión e identidad de su grupo.
El municipio de Huazalingo se localiza en el norte del estado de Hidalgo, en la parte alta de la Huasteca Hidalguense, al pie de la Sierra Madre Oriental, región hidrológica Pánuco y cuenca del Moctezuma, subprovincia del Carzo Huasteco, la parte más abrupta y escarpada de la sierra.
En una definición amplia, el curandero es un tipo de médico y por consiguiente su misión es luchar contra la enfermedad y restablecer la salud de sus pacientes. Sin embargo, la noción del curanderismo en las comunidades nahuas se relaciona de manera insoluble con todas las esferas de la vida física y espiritual.
Los curanderos se distinguen entre ellos por las formas de diagnosis y por la especialización de sus métodos para curar. Cada uno se siente más competente en algún ramo, mientras que existen otras esferas a las cuales nunca se dedica.
No hay que olvidar que la habilidad de curar es un “don”, un obsequio; por lo mismo, alguien tuvo que otorgar tal competencia y sensibilidad. Dichos donadores son los llamados Señores del Cerro, Tepenseñores, que viven en las cuevas del cerro que domina la cuidad.
Independientemente de las competencias y del esfuerzo de los curanderos, la muerte es un destino inevitable. Los decesos se anuncian por medio de muchos fenómenos de la naturaleza y por animales considerados como brujos. 

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